Se multiplican en Israel los llamamientos en favor de la dimisión de Olmert debido al fracaso político y militar israelí en el Líbano.
Prensa Digital / IBLNEWS (Noticias en Español).- Los ajustes de cuentas políticas comenzaron en Israel en la perspectiva de un cese del fuego impuesto por las Naciones Unidas después de un mes de guerra contra el Hezbollah que no ha dado los resultados esperados.
La oposición de derecha, que hasta ahora se había alineado detrás del gobierno, volvió esta semana a sus ataques contra el primer ministro Ehud Olmert al que le responsabiliza de las derrotas militares y políticas de la campaña.
La prensa es cada vez más crítica, la opinión pública cada vez más escéptica, y en el seno mismo del poder, las fricciones comienzan a aparecer a la luz del día.
"Olmert debe renunciar", escribe un periodista estrella del diario Haaretz, en un artículo acusador publicado en primera página del diario.
"No hay ni un solo error que Ehud Olmert no haya cometido. Entró a la guerra con arrogancia sin pensar las consecuencias. Siguió ciegamente a los militares (...) y después de haberse precipitado en el conflicto ahora lo administra con vacilación", afirma el periodista Ari Shavit.
El periódico de gran tiraje Yediot Aharonot, da por su parte un amplio eco a las interrogantes de los soldados en campaña en el sur del Líbano.
"No se nos ha fijado ningún objetivo claro. Los soldados no tienen ni la más mínima idea de lo que esperan de ellos, mientras corren los rumores. Un día se trata de atacar Tiro, otro de volver a casa", confió al diario un capitán de reserva.
"Lo más difícil, es la incertidumbre", agregó en referencia a la aprobación, anunciada el miércoles por el gobierno con gran despliegue, de una extensión de la ofensiva, que desde entonces no ha sido seguida de efecto.
Según dos sondeos publicados el viernes, los israelíes creen cada menos a una victoria sobre el Hezbollah y son cada vez más críticos frente a la conducción de la guerra en el Líbano.
Un 43% de los israelíes estima que no habrá ni vencedores ni vencidos si los combates se detuvieran en el estado actual. Un 30% piensa que Israel no habrá ganado. Sólo 20% considera que el Estado hebreo habrá salido victorioso, según esta encuesta.
Sólo el 48% de las personas interrogadas se dicen satisfechas de la conducción de la guerra por el primer ministro contra 40% de descontentos.
Representantes de la oposición de derecha advirtieron el viernes contra una aceptación de un alto el fuego impuesto por las Naciones Unidas.
"El resultado sería calamitoso pues el Hezbollah aprovecharía para rearmarse, lo que quiere decir que a lo más, la guerra será postergada unos años y entonces no será sólo el norte de Israel que se encontrará bajo la amenaza de los cohetes sino todo el país", comentó en la radio el diputado del Likud, Sylvan Shalom, ex ministro de Relaciones Exteriores.
"Si se acepta el alto el fuego, el gobierno deberá renunciar pues habrá dado una victoria sin precedentes al Hezbollah y a todos los que reclaman la destrucción de Israel", insistió el diputado Yuval Steinitz del mismo partido.
Del otro lado, el gobierno enfrenta la crítica de la oposición de izquierdas - mucho más débil que la de la derecha - que estima que la ofensiva debe detenerse teniendo en cuenta el número elevado de víctimas civiles israelíes y libanesas.
En el seno mismo del gobierno, graves diferencias aparecieron durante el debate del gabinete de seguridad el miércoles, entre los partidarios de la línea dura apoyada por el ejército y otra más moderada.
Otro signo del malestar, la ministra de Relaciones Exteriores Tzipi Livni, que debía viajar a Nueva York en el marco de las discusiones de un cese del fuego, debió renunciar, sin más explicaciones, por decisión de Olmert.
Rechazando las críticas, el ministro de Justicia Haim Ramon, estimó que Israel obtendría lo esencial de sus reivindicaciones para un arreglo de la crisis en el Líbano si las proposiciones elaboradas por París y Washington fuesen adoptadas por las Naciones Unidas.
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