Los obispos no quieren enterarse
No es nuevo que un obispo aproveche el púlpito para hacer política. En realidad, la Iglesia católica no ha hecho otra cosa desde los tiempos del Edicto de Milán. Lo que sí puede sonar a nuevo -por extemporáneo- es la oportunidad del arzobispo de Santiago de Compostela para trufar su prédica al apóstol con una crítica directa a la disposición del Gobierno para regular el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Nadie discute el derecho de la Iglesia a pronunciarse acerca de lo divino y lo humano puesto que los creyentes aceptan de buen grado su magisterio, pero la Conferencia Episcopal no puede extender esa tutela a los ciudadanos que no son católicos. España es un Estado laico y el laicismo es el punto de encuentro que garantiza y permite el encuentro y la convivencia entre creyentes y no creyentes.
La jerarquía católica que tanto se acomodó en el pasado a ordenamientos políticos refractarios a las libertades públicas, no debería olvidar que en los sistemas democráticos es al Parlamento a quien corresponde dictar las leyes. Cualquier ensayo para establecer una estructura de pensamiento ajena a la expresión libre y democrática de las ideas está fuera de lugar. La Iglesia tiene derecho a decir lo que estime oportuno, pero a creyentes y no creyentes les puede llamar la atención que los mismos prelados que no encontraron ocasión para recordarle al anterior presidente, Aznar, que el Papa había dicho que participar en la guerra de Irak era un acto inmoral e ilegal, hayan aprovechado la presencia del Rey para leerle la cartilla a Rodríguez Zapatero.
Autor: Fermín Bosco
La jerarquía católica que tanto se acomodó en el pasado a ordenamientos políticos refractarios a las libertades públicas, no debería olvidar que en los sistemas democráticos es al Parlamento a quien corresponde dictar las leyes. Cualquier ensayo para establecer una estructura de pensamiento ajena a la expresión libre y democrática de las ideas está fuera de lugar. La Iglesia tiene derecho a decir lo que estime oportuno, pero a creyentes y no creyentes les puede llamar la atención que los mismos prelados que no encontraron ocasión para recordarle al anterior presidente, Aznar, que el Papa había dicho que participar en la guerra de Irak era un acto inmoral e ilegal, hayan aprovechado la presencia del Rey para leerle la cartilla a Rodríguez Zapatero.
Autor: Fermín Bosco
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