Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada.
Los ciudadanos libres debemos ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión, crítica y análisis. Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada.
:: Porque la verdadera democracia implica respeto a la opinión de los ciudadanos y su participación en la toma de decisiones.
:: Limitar la participación ciudadana a un voto depositado cada cuatro años es una intolerable corrupción del sistema.
:: La sociedad debe controlar a los poderes públicos de manera efectiva, sobre todo después de tener constancia de que los controles tradicionales establecidos (separación de poderes, libertades, prensa libre...) no funcionan.
:: La experiencia histórica ha demostrado con creces que el Estado sin control es, probablemente, el peor enemigo del hombre. Nadie ha robado tanto, ni ha traicionado con mayor alevosía a los suyos, ni ha asesinado con tanta saña y eficacia a sus propios pueblos.
:: Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada, capaz de controlar a los poderes públicos.
:: La única manera garantizada de ejercer ese poder civil en nuestro mundo es a través del debate, de la toma de conciencia y del ejercicio libre de la crítica, métodos que deben culminar en la unidad de los ciudadanos, en la creación de opinión y en el funcionamiento de una sociedad civil capaz de ejercer influencia y poder.
Los políticos profesionales que desde sus confortables madrigueras, se dirigen a la audiencia y gritan: ¡Hay que conseguir que la democracia sea más representativa! Nos están engañando, nos manipulan porque no están ofreciendo más democracia, sino menos.
No se trata de que la democracia sea "más representativa" sino todo lo contrario, menos representativa y más directa, autentica, real, pura, gestionada por los mismos ciudadanos, no por sus representantes elegidos. Cualquier democracia que no se base en el protagonismo de los ciudadanos, en el ejercicio de la soberanía popular, en el control de nuestro propio destino, en la voluntad de vivir en comunidad, no es auténtica democracia.
Enviado por: Franky
:: Porque la verdadera democracia implica respeto a la opinión de los ciudadanos y su participación en la toma de decisiones.
:: Limitar la participación ciudadana a un voto depositado cada cuatro años es una intolerable corrupción del sistema.
:: La sociedad debe controlar a los poderes públicos de manera efectiva, sobre todo después de tener constancia de que los controles tradicionales establecidos (separación de poderes, libertades, prensa libre...) no funcionan.
:: La experiencia histórica ha demostrado con creces que el Estado sin control es, probablemente, el peor enemigo del hombre. Nadie ha robado tanto, ni ha traicionado con mayor alevosía a los suyos, ni ha asesinado con tanta saña y eficacia a sus propios pueblos.
:: Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada, capaz de controlar a los poderes públicos.
:: La única manera garantizada de ejercer ese poder civil en nuestro mundo es a través del debate, de la toma de conciencia y del ejercicio libre de la crítica, métodos que deben culminar en la unidad de los ciudadanos, en la creación de opinión y en el funcionamiento de una sociedad civil capaz de ejercer influencia y poder.
Los políticos profesionales que desde sus confortables madrigueras, se dirigen a la audiencia y gritan: ¡Hay que conseguir que la democracia sea más representativa! Nos están engañando, nos manipulan porque no están ofreciendo más democracia, sino menos.
No se trata de que la democracia sea "más representativa" sino todo lo contrario, menos representativa y más directa, autentica, real, pura, gestionada por los mismos ciudadanos, no por sus representantes elegidos. Cualquier democracia que no se base en el protagonismo de los ciudadanos, en el ejercicio de la soberanía popular, en el control de nuestro propio destino, en la voluntad de vivir en comunidad, no es auténtica democracia.
Enviado por: Franky
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Pastor Díaz -