Mientras exista un clima social propicio, permisivo, el poder se enquista, vegeta sin sobresaltos y se malea.
Es simplemente otra moral, la moral gestada por los años de gobierno monocolor del poder local, que nos ha llevado a la confusión de lo público con lo privado (Puerto Alisios) hecho este que responde a apetitos personales y nunca, de ninguna manera, a la consecución del bien común.
La confusión de lo público y lo privado tiene también su expresión en los aspectos burocráticos de la administración, donde el poder se fosiliza y es muy difícil distinguir a quien sirve. La monstruosa deformación de las relaciones sociales que supone el paternalismo afecta profundamente no sólo a las instituciones de gobierno, también a toda la maquinaria administrativa que conlleva el ejercicio del poder. Utilizando un símil médico, la metástasis se ha extendido a todo el sistema nervioso y motor de la sociedad. Todos somos responsables, los políticos por abusar con alevosía y premeditación del poder obtenido en las urnas, los ciudadanos por permitir con su apatía culpable el mal ejercicio de éste.
Mientras exista un clima social propicio, permisivo, el poder se enquista, vegeta sin sobresaltos y se malea, sólo cuando existen ciudadanos críticos, que mediante un proceso catártico se organizan en la defensa de intereses comunes, es cuando el poder siente tambalear sus escuálidos y ya caducos principios.
Cuando el poder se eterniza se ve afectado de la carencia de nuevas ideas, de falta de convicción, de iniciativas reales, por lo que siempre intenta "vendernos", dar la falsa impresión de que su única inquietud es la consecución del bienestar social.
El paternalismo de que hacen gala nuestros políticos es una manifestación clara de debilidad ante las crecientes protestas de los ciudadanos cansados ante las arbitrariedades de estos últimos meses. Nos estamos refiriendo tanto a los políticos locales caso de Icod de los Vinos- como a los que rigen los destinos de nuestras islas, es decir PSOE, CC, PP.
Protestas que se han visto plasmadas en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Varios ejemplos de esto lo tenemos en Icod de los Vinos (Escuela Municipal de Folclore, Policía Local, Riquel), en Santa Cruz de Tenerife (el 27 de noviembre 100.000 ciudadanos se manifestaron en contra del Macro puerto de Granadilla), Las Palmas de Gran Canaria (Itsmo), Lanzarote y Fuerteventura (extracción petrolífera)...
Nuestra democracia se basa en un perverso sistema que permite, durante escasos minutos cada cuatro años, que los votos de los ciudadanos den patente de corso a los políticos electos, sin posibilidad alguna por parte de los ciudadanos de fiscalizar y/o revocarlos, siempre que no cumplan lo prometido en sus programas electorales o incurran en actividades punibles, si no legal, si ética o moralmente. Un perverso sistema electoral que además margina a las minorías, a las que deja sin representación y sin posibilidad de hacer oír sus voces.
Artículo de opinión de la redacción de Lazos Rotos.
La confusión de lo público y lo privado tiene también su expresión en los aspectos burocráticos de la administración, donde el poder se fosiliza y es muy difícil distinguir a quien sirve. La monstruosa deformación de las relaciones sociales que supone el paternalismo afecta profundamente no sólo a las instituciones de gobierno, también a toda la maquinaria administrativa que conlleva el ejercicio del poder. Utilizando un símil médico, la metástasis se ha extendido a todo el sistema nervioso y motor de la sociedad. Todos somos responsables, los políticos por abusar con alevosía y premeditación del poder obtenido en las urnas, los ciudadanos por permitir con su apatía culpable el mal ejercicio de éste.
Mientras exista un clima social propicio, permisivo, el poder se enquista, vegeta sin sobresaltos y se malea, sólo cuando existen ciudadanos críticos, que mediante un proceso catártico se organizan en la defensa de intereses comunes, es cuando el poder siente tambalear sus escuálidos y ya caducos principios.
Cuando el poder se eterniza se ve afectado de la carencia de nuevas ideas, de falta de convicción, de iniciativas reales, por lo que siempre intenta "vendernos", dar la falsa impresión de que su única inquietud es la consecución del bienestar social.
El paternalismo de que hacen gala nuestros políticos es una manifestación clara de debilidad ante las crecientes protestas de los ciudadanos cansados ante las arbitrariedades de estos últimos meses. Nos estamos refiriendo tanto a los políticos locales caso de Icod de los Vinos- como a los que rigen los destinos de nuestras islas, es decir PSOE, CC, PP.
Protestas que se han visto plasmadas en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Varios ejemplos de esto lo tenemos en Icod de los Vinos (Escuela Municipal de Folclore, Policía Local, Riquel), en Santa Cruz de Tenerife (el 27 de noviembre 100.000 ciudadanos se manifestaron en contra del Macro puerto de Granadilla), Las Palmas de Gran Canaria (Itsmo), Lanzarote y Fuerteventura (extracción petrolífera)...
Nuestra democracia se basa en un perverso sistema que permite, durante escasos minutos cada cuatro años, que los votos de los ciudadanos den patente de corso a los políticos electos, sin posibilidad alguna por parte de los ciudadanos de fiscalizar y/o revocarlos, siempre que no cumplan lo prometido en sus programas electorales o incurran en actividades punibles, si no legal, si ética o moralmente. Un perverso sistema electoral que además margina a las minorías, a las que deja sin representación y sin posibilidad de hacer oír sus voces.
Artículo de opinión de la redacción de Lazos Rotos.
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