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Lazos Rotos

Sin acritud, señor Rivero.

Quisiera hacer una breve reflexión sobre su artículo publicado el 20 de marzo de 2005 en este mismo periódico y titulado No a un Estatuto a cualquier precio.

Comienza usted diciendo: "Es una obviedad decir que Canarias tiene graves problemas que necesitan de urgente solución. El paro, la inseguridad ciudadana, la muerte de inmigrantes en nuestras costas, la escasez y carestía de la vivienda, el deterioro medioambiental, el incremento descontrolado de la población o la violencia de género son pesadas lacras que soporta la sociedad canaria", lo que me invita a pensar que lo que resulta irónico es que sea usted quien lo diga como si Coalición Canaria no tuviese nada que ver con esta trágica situación. Lo que sí es evidente es que es el partido que usted preside, desde la acción de gobierno, en connivencia con el Partido Popular desde el Ayuntamiento y Cabildo, los que han permitido con un mal gobierno, con la desidia de sus funciones y aupando y auspiciando el entramado político-empresarial que se ha formado en pro de unos pocos intereses, esta situación, reconocida, cuitamente, por usted y, además avalada, desde la seriedad, por los datos del INE que indican que más del 75% de los hogares canarios no llega a final de mes.

No dice usted que el precio de la cesta de la compra es de las más caras de España junto con un salario (para quienes tienen la suerte de percibirlo) que está muy por debajo de la media estatal, lo que con una simple regla de tres nos da un resultado conocido y padecido por la mayoría de los canarios. Tampoco habla, por ejemplo y entre otras muchas cosas mal hechas, de la calidad en educación cada vez más cercana a la de los países subdesarrollados que a una comunidad que pretende plena autonomía para ejercer el autogobierno.

Quisiera saber en qué consistiría ese autogobierno que usted y, por extensión, los de Coalición Canaria pretenden. ¿Sería acaso continuar con las actitudes que se apoyan en propuestas opuestas a la opinión pública y sustentadas en caprichos contrarios a las leyes como sucede con el istmo? ¿O en asociarse con personajes dantescos cuyos fines están demostrando ser contraproducentes para la ciudadanía para dirigir la política canaria, defendiéndolos en unos casos y mirando para otro lado en el resto? Creo que es innecesario hacerle un listado de las penurias por las que pasamos los canarios y del mal que se nos quiere seguir infligiendo porque, de lo contrario, sería conveniente convocar elecciones anticipadas para dar paso a políticos que quieran hacer política, que quieran actuar ya sea desde un gobierno con las competencias actuales o desde el pleno autogobierno pero que, por lo menos, conozcan las demandas y los problemas del pueblo y quieran solucionarlos.

Sepa, señor Rivero, que a los canarios nos dan igual las formas si el fondo es positivo y si se respetan el derecho y las libertades de los ciudadanos. Queremos igualdad, queremos justicia, queremos salarios que cubran las necesidades impuestas por la actualidad, queremos una vivienda digna, en definitiva, queremos calidad de vida, una expresión que con Coalición Canaria y el PP, me resulta ambivalente: la esperanza sepultada por la realidad que nos ofrecen.

El Estatuto puede ser importante, es posible. Pero se me antoja un documento hueco, sin contenido, e innecesario si quienes lo proclaman y desean "darle uso" son los que practican la indiferencia hacia las políticas sociales; son los que toleran y actúan bajo el credo de la acción perniciosa y, en ocasiones, ilegales; son lo que utilizan su posición para responder de sus actos con el desprecio, con una irrespetuosidad que no sólo debe de ser impropia de quienes quieren y dicen gobernarnos sino que la sociedad canaria no se merece porque, aunque alguno de ustedes pueda pensar que somos o estamos aplatanados, por encima de todo somos personas y por tal motivo acreedores de un trato, conforme a este estatus, de respeto y consideración.

Antes de revisar el Estatuto propondría revisar a los políticos. Todos los políticos canarios deberían regenerarse hasta el punto de que no deberían hacer política hasta que no tengan claro que ésta es para la consecución del bienestar destinado a la ciudadanía y no para cuatro empresarios que, por lo que parece, me da la impresión de que son los que nos gobiernan. Cuando ustedes nos demuestren que han aprobado esa asignatura moral, habrán conseguido graduarse en madurez política que no deviene de los años en los que se está en ella, sino que se traduce o viene a significar responsabilidad desde sus funciones para con los ciudadanos. Después, señor Rivero, háblenos de estatutos y de lo que quiera que nos afecte. Estaremos encantados de escucharles y, si procede, de apoyarles.

Mientras tanto, no pretenda hacernos creer que es usted un buen político porque escribe sobre un asunto de actualidad mediática. Ustedes, los de Coalición Canaria, sólo se han subido al tren de la oportunidad. Oportunidad que le ha sido brindada por los españoles que decidimos cambiar al partido que gobernaba en España por otro más democrático y menos autoritario y dictatorial aunque ustedes no lo quieran ver aquí en nuestro Archipiélago, porque insisten en formar equipo con los que tanto daño nos hicieron y siguen haciéndonos. Equipo que está demostrando ser poco serio y nada eficaz pero que insiste y persiste en continuar con una política antisocial a pesar del grito de dolor y agonía de los canarios. ¿Por qué?

Será que el dicho dios les cría y ellos se juntan tiene su fundamento en la política o es que en Canarias los políticos sólo se miran en el espejo de las vanidades como diría su compañero de fatigas e imposibles, el señor Mauricio.

Pero, esto no es más que una simple reflexión que le expongo sin acritud, señor Rivero. Sin acritud.

Fuente: Martín Plaza :: Cartas al Director :: Canarias Ahora

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