Aznar lo sabía y no actuó.
Un testigo alertó antes del 11-M a la policía de que se iban a poner bombas en trenes de Madrid.
El Gobierno del ex presidente José María Aznar ha vuelto a quedar en evidencia al conocerse que un testigo había avisado a un policía que unos marroquíes traficantes de drogas iban a poner bombas en los trenes.
Esa persona, protegida por las autoridades, era confidente de la policía y reveló al juez Juan del Olmo el 22 de abril de 2004 que tres meses antes de los atentados del 11 de marzo (11-M) alertó que estos se iban a producir en los trenes de cercanía. Sin embargo, no se hizo nada para verificar la denuncia.
Así figura en uno de los 35 tomos del sumario del 11-M sobre los que el juez Del Olmo levantó el secreto sumarial. La información sobre los preparativos se la pasó al testigo a finales de 2003 su cuñado, un narcotraficante quien, a su vez, se había enterado a través de otro traficante de hachís.
Estos últimos resultaron ser ni más ni menos que dos de los suicidas de Leganés, los hermanos Rachid y Mohamed Oulad, y Jamal Zougam, participantes en la masacre que ocasionó la muerte de 192 personas. Esos elementos demuestran una vez más las mentiras de Aznar sobre la autoría del 11-M.
El 15 de marzo, sólo cuatro días después de la matanza, la Sección Tercera de la Brigada Central de Estupefacientes de la policía entregó un escrito a Del Olmo, en el que confirmaba la existencia del aviso al cual el Gobierno de Aznar no hizo caso.
El testigo protegido, según la nota policial del 15 de marzo, aseguró que su cuñado (preso por su supuesta implicación en la matanza) le comentó "hace aproximadamente unos cuatro meses que conocidos suyos, marroquíes residentes en Francia, tenían previsto realizar un atentado en algún transporte público de España". El comentario no quedó en el aire pues, tal y como le contó luego al juez, le pareció que su cuñado "hablaba en serio y estaba muy seguro".
Ese convencimiento le llevó a telefonear primero a la Unidad Central de Información Exterior de la Comisaría General de Información de la policía, donde preguntó por un tal Angel Soto, con quien había colaborado anteriormente. Como no dio con él, llamó a Evaristo Tobares, de la unidad de estupefacientes, con quien también había colaborado con anterioridad, según su propio testimonio, y le comentó que no tomara ningún tipo de tren o Metro porque sabía que iban a poner bombas en ellos.
Su cuñado marchó poco después a Francia, de donde regresó acompañado de un tal Jamal y un tal Mohamed, con los que dos semanas antes de los atentados se reunió en la cafetería Nuria, en las proximidades de la estación de Atocha.
El juez le dio crédito y mucho más cuando le mostró la colección de fotos de los detenidos y sospechosos para que los identificara.
Inmediatamente señaló la fotografía número dos como la correspondiente al tal Munir, pero resultó que era la imagen de Jamal Zougam, el dueño del locutorio de Lavapiés y quien ha sido reconocido por varios testigos como una de las personas que colocó bombas en los trenes fatídicos.
Fuente: Rebelión
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