Con tanta subvención, los empresarios no saben en qué gastarse los cuartos.
Nunca felicito a nadie en el supuesto "Día de Canarias", que conmemora la constitución de un parlamento fruto de una legislación electoral perversa y antidemocrática. El objetivo de tal engendro fue, por una parte, impedir que Canarias accediese a una autonomía de primer rango (la famosa vía del 151), como Cataluña o Euzkadi. Y por otra, cerrar el paso a la Unión del Pueblo Canario (UPC), tranquilizando así a los poderes fácticos del "cierraspaña", que estaban de los nervios.
Desactivada la UPC y amarrado un sistema electoral que garantizaba el dominio del caciquismo de cada isla, ya sólo quedaba reducir la canariedad a una cosita folclórica, tipo Coros y Danzas de la Sección Femenina, y la autonomía a una fuente de financiación empresarial. Y en esas estamos. Ya somos unos indígenas buenecitos, con su traje típico y todo.
Con tanta subvención, los empresarios no saben en qué gastarse los cuartos. Y a nosotros los indígenas no nos alcanzan, porque se ha canarizado la pobreza. No sólo ocupamos los puestos subordinados en nuestra sociedad, sino que la media de sueldo de un canario es la mitad del promedio de lo que gana un español en las Islas.
Batimos los récords europeos de menor ahorro familiar, de no llegar a final de mes, de fracaso escolar, de precarización laboral, de paro, de cesta de la compra más cara, de menores salarios y de jornadas laborales más largas (y sin cobrar horas extras). El reparto del botín entre los empresarios "amigos" sobrepasa todo límite, RIC mediante. La hegemonía política de la burguesía de una isla sobre las demás. Nuestra cultura convertida en un paripé para engorde de los afectos al Régimen.
Ni siquiera "nuestra" patria: miremos donde miremos, todo está en el Registro de la Propiedad a nombre de otros. Hasta el paisaje. Algún día, sin embargo, Canarias llegará a la historia. Dejará de ser una "patria" ajena, dura y desagradecida. Y será nuestra matria: democrática, libre, popular y acogedora. En esta esperanza crío a mi hijo: en que, alguna vez, llegará el día de Canarias.
Teodoro Santana
Fuente: Unidad del Pueblo
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