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Lazos Rotos

Pastor Manuel Díaz León abogado e investigador. "En Icod también se cometieron muchas barbaridades".

Pastor Díaz

Prensa Alternativa (Icod de los Vinos) reproduce la entrevista hecha a Pastor Díaz por Raúl Corroño, en el periódico El Día el 20 de febrero de 2005, por lo que significa en el rescate de nuestra memoria histórica, así como por la seriedad con la que el autor trata este importante "retazo" de nuestra historia.

El abogado e investigador de temas históricos Pastor Manuel Díaz León es el autor del libro 'Icod durante la Segunda República y la Guerra Civil', obra que sintetiza en más de cien páginas los principales acontecimientos vividos en dicha villa norteña en aquel oscuro periodo de la historia española.

Este estudioso ha consultado para realizar este trabajo la Prensa tinerfeña entre 1931 y 1939, todos los Libros de Actas del Ayuntamiento de Icod en ese periodo, el archivo de Falange Española (mal conservado en la Casa-Museo de Emeterio Gutiérrez Albelo), los estudios existentes sobre esta época y testimonios orales.

-¿Cómo era la sociedad icodense durante la II República?

-En los años 30 era básicamente conservadora. Se trataba de un municipio relativamente aislado dentro de la isla, muy dividido en barrios y con una enorme proporción de población agraria analfabeta. Las relaciones de poder verticales entre la minoría propietaria y la mayoría campesina estaban muy arraigadas en la conciencia colectiva. Asimismo, la influencia de la Iglesia, claramente conservadora, era patente. No obstante, en el casco urbano de Icod existía una minoría progresista, presente en la política municipal a lo largo del lustro republicano. Por una parte, la burguesía liberal, que se reunió en torno al Partido Republicano Tinerfeño, y después alrededor de Izquierda Republicana y Unión Republicana. Por otra parte, los pocos agricultores concienciados políticamente, los empleados y artesanos, y unos pocos profesionales, se englobaron en la Agrupación Socialista, las Juventudes Socialistas Unificadas y en la Federación Obrera.

-¿Qué efecto produjo el "alzamiento nacional". Hubo revueltas?

-Provocó una confusión generalizada. Nadie sabía lo que estaba sucediendo. Las líneas telefónicas y telegráficas con la Península habían sido cortadas. Radio Club Tenerife emitía constantemente el bando de guerra de los sublevados. Las radios peninsulares hablaban de fracaso del golpe. El Ayuntamiento estaba gobernado por los socialistas y los republicanos de izquierda, y éstos temían dar un paso en falso. Optaron por reunirse en sesión permanente en el Consistorio hasta ver si fracasaba la intentona, o en caso de triunfar, entregar el gobierno municipal a quien correspondiera. Un pequeño grupo de militantes de izquierda, armados con escopetas de caza, aguardó en la entrada de Icod de los Vinos a los soldados que llegaron el 19 de julio para disolver el Ayuntamiento. Hubo un breve intercambio de disparos, pero la superioridad de los militares provocó la huida de los resistentes. Los soldados se dirigieron al Ayuntamiento y detuvieron a la mayoría de los concejales. No obstante, el alcalde, Marcos Martel, y algún edil más lograron escapar saltando por una ventana, permaneciendo huidos varios meses hasta que fueron detenidos.

Tensiones políticas

-¿De qué forma afectó a la idiosincrasia del pueblo?

-Mal. De pronto, los vecinos se vieron inmersos en una guerra muy ideologizada. Las tensiones políticas de los años 30, muy extremas, se desataron sin control. Había que ser muy prudentes en las manifestaciones y actitudes públicas para no malquistarse con las nuevas autoridades. El miedo a represalias se adueñó de muchos vecinos que habían mostrado simpatías por la República. Las denuncias políticas entre conocidos eran frecuentes, dándose casos de denuncias entre familiares. La gente trataba de pasar desapercibida. Dado el fuerte carácter clerical del nuevo régimen golpista, las iglesias se llenaron de pronto de multitud de nuevos católicos. Un poeta local, Domingo Fleitas, simpatizante de los golpistas, ante la avalancha de nuevos conversos, compuso unos versos jocosos que decían: "Oh, Señor omnipotente / cuanto hermano de repente".

-¿Fue cruenta la represión?

-En Icod, al igual que en otros lugares de la isla, también se cometieron muchas barbaridades. No conozco casos de desapariciones, salvo la del médico socialista Manuel González Trujillo, que ocurrió estando preso en Santa Cruz de Tenerife, aunque algún informante me ha comentado, después de publicar mi libro, que este hombre en realidad no fue desaparecido, sino que lo sacaron de Fyffes porque había enfermado y murió en el hospital. Sí es cierto que fueron detenidos docenas de simpatizantes de los partidos del Frente Popular; hay algún autor que afirma que más de cien. Todas las organizaciones de izquierda fueron desarticuladas y sus bienes confiscados. Los funcionarios del Ayuntamiento que militaban en partidos de izquierda y republicanos fueron sancionados o suspendidos de sus funciones. La Guardia Civil y los sacerdotes locales confeccionaron multitud de informes de conducta y antecedentes de docenas de vecinos. Era una sociedad completamente policial. En cuanto a los muertos, desconozco cifras exactas porque no hay listas oficiales, pero es seguro que fueron asesinados por sus ideas políticas entre una y dos docenas de icodenses.

Serenidad

-Entre sus fuentes están las orales, ¿encontró resquemor en sus testimonios o deseos de venganza?

-Entrevisté a algunos testigos que vivieron la época, pero desde el principio decidí que el trabajo se sostendría sobre la información escrita que pudiera reunir. La información oral, que es importantísima, resultó excesivamente subjetiva para el plan que me había marcado. Utilicé algunas informaciones orales cuando me sirvieron para complementar la información escrita que me cojeaba. Una cosa que me gustó mucho fue la serenidad con la que casi todos hablaban de sus experiencias en la guerra, tanto los que participaron en un bando como en otro. Como anécdota, diré que una de estas conversaciones la tuve al mismo tiempo con dos señores, amigos ellos, que habían militado en bandos enfrentados. Sin embargo, hicieron gala de una tolerancia y respeto hacia el otro que me emocionó profundamente. Me puso la carne de gallina comprobar cómo comentaban amistosamente hechos escabrosos que vivieron; cómo reconocían los errores propios, todo ello sin un ápice de resquemor. Esta actitud contrasta con la de alguna gente más joven que no vivió la guerra ni de lejos, y que utilizan aquella desgraciada contienda como arma arrojadiza contra sus contrincantes políticos.

Fuente: Acceder a la entrevista en su fuente original

Artículos relacionados:
1.- Icod durante la Segunda República y la Guerra Civil (1931-1939) - Pastor Díaz.


Haz clic en los siguientes enlaces para decargar dos de sus trabajos, en formato .pdf:

- La política en Icod durante la Segunda República (138 kb)
- La política en Icod durante la Guerra Civil (110 kb)

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