La política en Canarias vive un período de descomposición extrema donde priman los intereses personales o de partido.
Se percibe en la calle, en la charla diaria con el vecino, al comprar el pan o la prensa, a la hora del café en cualquier bar del pueblo, al llenar el depósito del coche en la estación de siempre, en la parada de guaguas, en el trabajo. Se percibe la degradación y descomposición de la vida política, de las instituciones, de los políticos que dicen representarnos en nombre de la legitimidad que les dan las urnas cada cuatro años.
Los partidos políticos se han convertido en enormes nidos que cobijan a los depredadores, que abusando de su autoridad y de la confianza de los ciudadanos se alimentan de carroña, de las injusticias que crean y permiten, del dolor, de la pobreza, en definitiva de eso que eufemísticamente han denominado democracia.
Estos políticos en Canarias se fagocitan los unos a los otros siguiendo la máxima de quítate tú, para que me ponga yo", aún a costa del hedor, la farsa, la sumisión, la corrupción, el cinismo y el desprecio público.
La política en Canarias vive un período de descomposición extrema donde priman los intereses personales o de partido sobre los de la inmensa mayoría de la población. Los ciudadanos perciben que sus representantes son esclavos del dinero y las prebendas. La demagogia se ha convertido en una constante de su mensaje, la mentira en una de sus premisas, la traición en uno de sus más importantes principios éticos
Los escándalos encabezan todos los días los titulares de la prensa, las descalificaciones gratuitas e interesadas rallando el discurso fascista, como las de Suárez Trenor llamando terroristas sociales a todo el que no piense como él.
Que no se atrevan a partir de ahora hablarnos de convicciones ni de ideales, ni de sacrificios, ni de futuro, ni de honradez, ni de principios, se han desenmascarado, ahora conocemos quiénes son. Ahora sabemos con certeza que sólo las ansias de poder y de seguir mamando de las ubres públicas son su principal motivación. Ya no nos sirven las siglas de los partidos que nos (des)gobiernan en Canarias: Coalición Canaria (CC), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Partido Popular (PP), etc.
El principal escollo al que se enfrentan los ciudadanos es el autoengaño a que nos han llevado estos partidos, haciéndonos creer que eran nuestros salvadores, la panacea a los graves problemas que afectan a nuestra sociedad. Pero nada más lejos de la realidad, ellos son la enfermedad, no la curación. Enfermedad que ha derivado con el paso del tiempo en una imparable septicemia, con riesgo de agravar aún más, si esto es posible, la actual situación de caos social que invade nuestras islas.
¡Ya está bien! Hasta aquí hemos llegado. Decenas de miles de canarios solidaria y responsablemente, pacificamente, de todas las edades y condiciones, han expresado su repulsa y condena ante esta situación, en las calles de las ciudades y pueblos de Canarias: Vilaflor, Granadilla, Candelaria, La Laguna, La Orotava, Icod, Las Palmas, Fuerteventura, Lanzarote...
Artículo de opinión de la redacción de Prensa Alternativa (Icod de los Vinos)
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