Estudios técnicos, de hace 15 años, advertían del peligro de corrosión de las torres expuestas a la brisa marina en Tenerife.
Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Una ponencia presentada en el IX Congreso Iberoamericano de Electroquímica celebrado en La Laguna, Tenerife de 16 al 21 de julio de 1990, y publicada en el libro editado por el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna que contiene los resúmenes de conferencias y comunicaciones, advertía de corrosión excepcionalmente rápida del acero galvanizado en ciertas zonas de la isla de Tenerife.
No sabemos con exactitud qué empresa o entidad financió ese estudio, pero parece razonable pensar que tuvo que ser alguna administración con responsabilidades en la materia, o bien alguna empresa con interés en el transporte de energía en Canarias que, al menos que nosotros tengamos conocimiento, hace quince años era sólo una que es, precisamente, la misma que está ahora.
Por su interés y por las conclusiones tan tajantes que ofrece ese estudio, lo ponemos a la disposición de todo el mundo desde aquí en relación a la polvareda que ha desatado el escandaloso estado de ruina en el que se encontraban muchas de estas torres, que han caído a poco que nos rozó el paso de la cola de una tormenta tropical que, como tormenta tropical, tampoco fue nada del otro mundo.
Hay que decir a la gente, por por si se da el caso de que algún día nos roza un huracán por aquí -que el Altísimo no lo quiera- que cuando llega un huracán, independientemente de categoría que traiga, que lo recomendable es evacuar a la población y que, en caso de que eso no sea posible como es el caso de una isla, lo más prudente es refugiarse en sótanos, sin riesgo de inundación, o en alguna habitación interior de las viviendas, como podría ser un baño, metidos dentro de una bañera y tapados con un colchón. Como mínimo.
Que nosotros sepamos, durante el fenómeno que se produjo en Tenerife el pasado lunes por la noche (pese a que nuestras autoridades hablan abierta e irresponsablemente de huracán para tapar sus vergüenzas, los únicos vecinos que se refugiaron en los sótanos o garajes fueron los de la moderna Torre I de Santa Cruz, no por el balanceo normal de un edificio de esa altura al que los vecinos están acostumbrados, sino al ver saltar las láminas de aluminio que recubren la fachada y que llegaron a romper alguna ventana. Les ocurrió lo mismo a las personas que se encontraban en la terminal de moderno y hermoso edificio del Aeropuerto de los Rodeos. Uno de ellos fue don Ricardo Melchior que, ya iniciada la tormenta, intentaba coger un avión hacia Madrid (Fuente: Radio El Día, 28-11-2005) a buscar dinero para el tranvía cuya primera unidad ya llegó a la isla, aunque nadie sabe cómo ha sido.
La situación de don Ricardo Melchior, intentando abandonar la isla cuando, esa misma mañana, esa tormenta ya había causado estragos en El Hierro y en La Palma, nos da idea de en manos de quién estamos. No sólo no tenemos ningún servicio de alerta meteorológica, en realidad el INM sí había advertido de lo que podía pasar y alguna web canaria de aficionados a la meteorología que habían puesto a parpadear su semáforo de alerta al menos a primera hora de la mañana, sino que tenemos un presidente en el Cabildo que se dispone a viajar la tarde-noche de la víspera del día en que, como mínimo, sí se habían suspendido las clases en los colegios por el peligro.
Verdaderamente asombroso. Aunque al final nunca sabremos si no hubiese sido mejor que ese avión despegase a tenor de las cosas que hemos tenido que oír estos últimos días por parte de la gente que, al parecer, tiene la responsabilidad de velar por la seguridad de todos nosotros. ¡Qué peligro!
Gracia, por otra parte, a los amigos que nos hacen llegar estas valiosas informaciones sin otro interés que el de que se esclarezca la verdad:
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