El Gobierno de Canarias ataca la honorabilidad de un brillante investigador de la Universidad de La Laguna.

Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- La Sala San Borondón, en la sede del Centro de la Cultura Popular Canaria junto a la estación de guaguas de La Laguna, se quedó pequeña este miércoles para recibir a todas las personas que acudieron a oír la charla del doctor Meléndez, que en estos últimos días está siendo objeto de una persecución implacable por parte del Gobierno de Canarias.

La revolución que anuncia los resultados de la investigación que este bioquímico está llevando a cabo con una sencilla dieta y unos complementos alimenticios perfectamente legales, ha puesto de los nervios a la industria farmacéutica y a los que viven de envenenar a la gente con montañas de medicamentos -cargados de efectos secundarios- e, incluso, a la floreciente industria de la venta de toda clase de porquerías para adelgazar y dietas absolutamente criminales que se recomiendan irresponsablemente, incluso para menores, y que están produciendo un daño terrible a la salud de miles o decenas de miles de ciudadanos en Canarias.

Sin embargo a la Consejería de Sanidad lo único que le quita el sueño es un proyecto investigador con alimentos que ha conseguido unos resultados espectaculares para miles de personas con problemas de obesidad, problemas de huesos y enfermedades graves como la diabetes que, en el caso de Canarias, merecería un estudio epidemiológico por los graves índices de enfermos afectados por estas patologías. Sin embargo la administración presume de batir récords en España en cuanto a número de trasplantes de riñón, aunque nunca hacen referencia a los miles de ciudadanos a los que se les amputan miembros y sufren todo tipo de padecimientos por estas enfermedades.

Un verdadero escándalo ha supuesto el hecho de que en la tarde de este miércoles la Consejería de Sanidad haya procedido a decomisar los factores del doctor Meléndez, no sólo llamando a todos los medios de comunicación, que se concentraron como si el Tenerife hubiese ganado la copa de Europa, sino acompañados de la policía sin necesidad ninguna -con la inestimable colaboración de la Delegación del Gobierno en Canarias- porque el doctor Meléndez había anunciado que con una autorización judicial jamás se iba a negar a que se llevasen sus productos que, por otra parte, se venden libremente en todas partes.

Sin embargo han pretendido humillar, no a cualquier persona -que sería igual de grave-, sino a un científico canario que está produciendo una revolución sin precedentes en la salud pública sin utilizar medicamento ni brujería de ningún tipo. Han ido a por él de una forma vergonzosa, acusándole, sin pruebas ni datos de ningún tipo con la inestimable colaboración de periódicos como El Día, de que sus productos han producido alergias en dos o tres de sus 8.000 pacientes, o tonterías de ese calibre. No tienen, o por lo menos no los han mostrado públicamente, argumento alguno para cargarse una de las investigaciones más interesante que se ha llevado a cabo en España en las últimas décadas, con unos resultados escandalosos si tenemos en cuenta que sólo se regula la alimentación de la gente.

Y es que, al menos en Canarias, la deficiente alimentación es uno de nuestros principales problemas sanitarios. Comemos mal, pero es que, además, gran parte de lo que comemos está literalmente envenenado por el abuso en pesticidas y demás, de ahí que también estemos por encima de la media en patologías como el cáncer de mama y demás. Si es que hemos tenido escándalos, en los que tenían interese directos miembros del Gobierno, hasta con la utilización de cereales no aptos para el consumo humano en la elaboración de nuestro gofio. Es que los pasillos de nuestros hospitales están llenos de enfermos en condiciones de auténtico hacinamiento, pero la Consejería de Sanidad ha decidió que su prioridad en estos momentos no son las listas de espera sino machacar, humillar y perseguir de manera implacable al doctor Meléndez y a su Instituto del Metabolismo. Verdaderamente asombroso.

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