Bendiciones para Marruecos, garrote para el Sáhara.
Medios alternativos / Juventud Rebelde.- Luis Luque Alvarez. Europa está pagando un precio moral muy alto por su anuencia a la prolongación de la ilegal presencia de las tropas y colonos marroquíes en el territorio saharaui desde 1975.
Una mujer saharaui, Mariam Sidi Chabbar, perdió al hijo de su vientre. En mayo pasado, la policía marroquí, furiosa por las manifestaciones independentistas durante la visita de una delegación del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, entró violentamente a varias casas en la ciudad ocupada de Smara. Una de las patadas la recibió Mariam en su vientre, y la nueva vida que se formaba quedó deshecha de modo grotesco...
No obstante, el pasado 19 de junio, la comisaria de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Benita Ferrero-Waldner, respondió a europarlamentarios de izquierda, preocupados por la escalada represiva del régimen de Rabat: «Desde hace algún tiempo, Marruecos ha demostrado notables avances positivos en el respeto de los derechos humanos».
A eso se le llama optimismo. O quizá hipocresía. Me inclino por el último término.
Realmente Europa está pagando un precio moral muy alto por su anuencia a la prolongación de la ilegal presencia de las tropas y colonos marroquíes en el territorio saharaui desde 1975. Tal vez la necesidad de contener la emigración de los pobres, de los que viven en el África expoliada, provoca que Bruselas haga la vista gorda respecto a las atrocidades que comete Marruecos, como potencia ocupante de una zona rica en petróleo, fosfatos, recursos marinos...
Y es que en buena medida, el problema también les sirve a los eurocamajanes para generar ingresos. Así, el pasado 22 de mayo los ministros de Pesca de la UE ratificaron un acuerdo en la materia con Rabat, un «arreglito» que permitirá a los buques del bloque comunitario faenar en las aguas de la zona. A cambio, la monarquía alauita se embolsillará 163 millones de euros.
Y bien, se dirá, cada cual hace los convenios que desea, pero ¿específicamente dónde realizarán las capturas los barcos europeos? ¡Ah, maravillas de la indefinición!. En el documento no se dice dónde, pero habida cuenta de que Marruecos considera el Sahara occidental como su patio, pocos ingenuos dudan de que los calamares y otras especies abundantes en el área marítima saharaui serán los que irán a parar al jamo europeo. ¿Qué tal, monsieur?
Por supuesto, a Bruselas le importa poco de dónde salen los calamares o las sardinas, pero lo que sí sabe es que un Marruecos enojado puede muy bien facilitar que los inmigrantes subsaharianos salten las vallas de las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, y pisar territorio español es estar después en Londres, en Berlín, en Copenhague...
Por ello, la causa saharaui no tiene muchos heraldos en la Comisión Europea. Ni en los gobiernos europeos en general.
Pongamos por caso el de España. El país ibérico, que cometió la injusticia histórica de abandonar en manos marroquíes el Sahara occidental en febrero de 1976, sin escuchar los legítimos anhelos de independencia de sus habitantes, acaba de enredarse en otra pifia vergonzosa. Tanto el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como sus antagonistas del Partido Popular han votado contra una iniciativa del partido Esquerra Republicana de Catalunya para que Madrid reconozca a la República Árabe Saharauí Democrática, fundada en los territorios liberados y que hoy cuenta con el reconocimiento de más de 40 países.
¿Qué se puede decir a esto? ¿No está España, como el resto de los países comunitarios, interesada en el avance de los derechos humanos, el primero de los cuales hace clara referencia a la libertad? ¿O es que ser saharaui y humano no es la misma cosa?
Como se ve, los derechos, tienen interpretaciones diferentes, según la orilla del Mediterráneo desde la que se miren...
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